Expresión de un sentimiento
Entré en tu corazón, hermano preso, y sentí en mi carne los clavos de Jesús crucificado diciéndole a San Dimas: “Hoy estarás en mi Reino”. Por eso escribí esta poesía, como si fueras vos el que la escribía.
Que te puedo pedir que tú no sepas, que te puedo dar que tú no tengas. Que te puedo decir que desconozcas, Señor, estoy preso, arrepentido y solo, solo de soledad humana porque tú me acompañas, perdonas y levantas. Tu verdad me hizo crecer de tal manera que sin esfuerzo atravesé las rejas, di un salto por sobre todas las miserias y me encontré contigo en un abrazo que me contiene y libera.
Quiero querer lo que tú quieras, amar esta primavera donde florece la esperanza y la alegría de una vida nueva. Quiero darte mi vida entera y decirte que te amo y que te espero en la oscuridad de mi celda para que enciendas tu luz dentro de mi alma y pueda alumbrar al mundo entero para que comprendan todos que se puede cambiar.
Para que al atravesar el muro del desierto brille el sol del Perdón de mis hermanos y juntos caminemos rezando con la vida el Padre nuestro.
"Una Oportunidad”
El gran artista LEONARDO DA VINCI, pasó 7 años pintando el famoso cuadro: LA ULTIMA CENA. Cuenta la tradición oral que quiso empezar pintando a uno de los personajes: JUDAS, para lo cual empezó a buscar el rostro más duro, más trágico -tal vez - y así recorrió las calles de Italia, los lugares donde se escondía la gente de mal vivir, los lugares de diversión etc. todos eran rostros duros, sufrientes, pero no le convencían, por lo que pensó ir a una cárcel y buscar allí algún rostro.
En la Cárcel le mostraron al preso considerado el más peligroso, lo miró y le habló de su proyecto de pintar la Ultima Cena del Señor. Consiguió todos los permisos del caso y lo llevó a su estudio de pintor, por varios días. Mientras pintaba, conversaba con él y atendía sus necesidades básicas. En la conversación, el preso sintió que el artista pintaba, escuchaba y lo trataba bien.
Posiblemente el preso encontró el momento propicio para pedirle al artista, que al regresarlo a la cárcel interceda por él para que le puedan DAR UNA OPORTUNI-DAD de arrepentirse, y poder cambiar su vida. A sí lo hizo Don Leonardo da Vinci y se fue a seguir buscando rostros para su pintura. Buscó el rostro adecuado para cada personaje de la Cena, demorando mucho tiempo.
Cercano a cumplir los siete años de iniciado el trabajo le faltaba pintar a Jesús, entonces pensó en buscar el rostro más dulce, mas amable. Buscó mucho, le fue difícil elegir, cuando de pronto se encontró con una persona mayor que caminaba por la calle y dijo al mirarlo: éste puede el rostro de Jesús.
Se acercó a él y le preguntó si le gustaría ser pintado en su cuadro. El transeúnte aceptó, fue al estudio del artista y posó varios días para ser pintado.
Al terminar el cuadro, el artista agradeció a éste último personaje porque le había facilitado el pintar el rostro del más amable de los hombres, el rostro de Jesús. El personaje le dijo: eso ha sido posible gracias a usted, USTED ME DIO UNA OPORTUNIDAD cuando yo la necesité. El artista se quedó pensativo y le preguntó por qué decía eso. El personaje le dijo: ¿recuerda usted aquel preso que sacó de la cárcel para pintar el rostro de Judas?. Don Leonardo respondió: claro que lo recuerdo. El personaje volvió a decirle: Ese preso era yo, usted me dio una oportunidad y yo cambié